Poco a poco adquiriendo otra hermosura.
Aquel cielo infantil de primavera.
Se puso negro, cual si lo invadiera.
Una sugestión lánguida y oscura.
Tenía algo de parque la espesura.
Del bosque, y en la pálida ribera.
Padecía la tarde cual si fuera.
Algún ser fraternal en desventura.
Como las alas de un alción herido.
Los remos de la barca sin consuelo.
Azotaron el piélago dormido
Cayó la noche y entre el mar y el cielo.
Quedó por mucho tiempo suspendido.
El silencioso adiós de tu pañuelo.
( Los crepúsculos del jardín )
LEOPOLDO LUGONES
1 comentario:
Mati, fijate que no está bien la puntuación. Muy lindo el poema que elegiste. Corregilo.
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