Había una vez una joven que siempre engañaba a la gente por diversión.
Ella se llamaba Roxi. Tenía el pelo oscuro, al igual que sus ojos, y siempre llevava puesto un vestido rojo.
Un día Chris, el hijo de la diosa Gea, se fijó en ella. Como era de suponerse, también se le ocurrió engañarlo a él. Hizo que se enamorara de ella, pero al poco tiempo lo engaño con un mortal.
Gea, ya le había advertido a su hijo sobre el engaño de Roxi, pero él no le presto atención porque estaba enamorado y nada le importaba. Gea no se quedó de brazos cruzados. Convirtió a Roxi en un rosal rojo. Cada espina de cada rosa representaba cada persona que ella había traicionado.
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